Una mujer al frente de Alemania – La dama de plumas
La democristiana Angela Merkel será la primera mujer en llegar a la presidencia del gobierno en Alemania. Sin embargo, estará lejos de poder cumplir su sueño de convertirse en ?la Thatcher germana? y deberá gobernar junto a los socialdemócratas.
Gennaro Carotenuto
Merkel, que resultó victoriosa por muy corta distancia en las elecciones del 18 de setiembre, será jefa de un gobierno de coalición entre su partido, la CDU-csu, y los socialdemócratas del spd. En la jerga política alemana la coalición entre los dos mayores partidos se define como Grosse Koalition y es la segunda vez que tiene lugar después de la experiencia del período 1966-1969, que lanzó a la cancillería a Willy Brandt. El mes pasado el país había ofrecido una teórica mayoría de izquierda que la clase política prefirió no tomar en consideración. El spd, más los verdes, más el nuevo partido de izquierda que reúne a poscomunistas, movimientos sociales y ex socialdemócratas superaron el 50 por ciento de las preferencias y también podrían contar con mayoría absoluta en el parlamento. Sin embargo, el diálogo para una posible coalición rojo-rojo-verde ni siquiera se intentó. El nuevo partido de izquierda llevará al parlamento de Berlín a más de 50 opositores irreductibles al neoliberalismo, una novedad que condicionará sin dudas al spd. Quedan también en la oposición los liberales, tradicionales aliados de la CDU en los gobiernos de centroderecha, y asimismo los verdes, que gobernaron en los últimos siete años integrando la coalición liderada por Gerhard Schröder y ahora podrían sufrir una seria crisis de identidad. Schröder, que no participará en el futuro gobierno, ha orquestado la difícil tratativa con la CDU ?un cuarto del spd se opone a esa colaboración? obteniendo, una vez más, mucho más de lo esperado. Después de haber conducido a su partido desde una segura derrota hasta un virtual empate, el canciller saliente logró imponer sus hombres y su programa a la futura canciller. Si la ventaja mínima en escaños que la CDU logró ?226 contra 222 de los socialdemócratas? ha sido suficiente para reivindicar la cancillería, Merkel ha cedido ocho de los 14 ministerios, entre ellos Exteriores, Finanzas, Trabajo y Justicia. A ello hay que sumar que el spd obtuvo una sustancial neutralización del programa político con el cual la Democracia Cristiana se presentó a los electores. La mujer que copia los discursos de Ronald Reagan y soñaba con una revolución thatcheriana en Alemania ganó las elecciones como líder de la derecha y ahora deberá gobernar con un programa de izquierda moderada al cual ha duramente criticado durante los últimos siete años. No podrá reducir el poder de los sindicatos, ni imponer el despido libre en las empresas con menos de 20 empleados, ni reducir los impuestos a los ricos ni aumentar el IVA a los consumos de los pobres. Llega al poder, y no es poco, pero en la búsqueda de un constante acuerdo con aliados que soñaba fueran opositores, corre el riesgo de ser triturada.
Alemania, provincia de Europa. El voto alemán y el nacimiento de un gobierno muy moderadamente liberal influyen de manera sustancial en el cuadro euroccidental. La manera con la cual se erosionó la cómoda mayoría de Merkel a medida que su discurso se hacía más neoliberal y amenazaba con destruir el Estado de bienestar, ha demostrado que en la Europa continental el neoliberalismo duro y puro no puede pasar. Merkel quería revolucionar la economía alemana y deberá conformarse con un gobierno conservador en sentido estricto. A la no-victoria alemana corresponde la muerte lenta del berlusconismo en Italia, que en cinco años fracasó en cualquier tipo de cambio neoliberal y de modernización de un país estancado. Si Roma sufre, también se esfuma el soñado eje de derechas entre Londres, Berlín y París. Jacques Chirac está llegando a su declinación física antes que política. Entre sus dos delfines, el voto alemán hace perder puntos a Nicolas Sarkozy, que mira al modelo anglosajón para Francia. Contemporáneamente va ganando puntos el actual primer ministro, Dominique de Villepin, que apoya, dentro de la derecha francesa, un modelo colbertiano ?de Jean Baptiste Colbert, que gobernó en el siglo xvii? de intervención estatal en la economía y de apoyo social. Si así es, y con la centroizquierda en el gobierno de España y presumiblemente de Italia, el eje franco-alemán saldrá fortalecido, Londres aislada, y la ?cancillera? no será más que una prescindible figura representativa en un país donde todo el poder real quedará en manos de Schröder.
La chica del Este que acuchilló A Helmut Köhl. La primera decisión de Angela Merkel sólo aparentemente es formal. En todos los documentos oficiales y públicos será die känzlerin ?la cancillera, un neologismo? y no utilizará la forma masculina. Otras mujeres en otros países y en condiciones parecidas a la suya, optaron por el masculino. Su gobierno se caracterizará por ser el más femenino de la historia germana, y en el Bundestag ?el parlamento de Berlín? las mujeres superarán el 30 por ciento. Con ella llegan al poder sus principales colaboradoras. Tres serán ministras y dos ?las más influyentes? colaborarán estrechamente con Merkel. La politóloga Beate Baumann será jefa de gabinete, y Eva Christiansen, ya responsable de la imagen y de las relaciones con los medios de comunicación, con apenas 36 años será vocera de la ?cancillera?. Los ahora aliados socialdemócratas responderán proponiendo a al menos otras tres mujeres con cargos ministeriales.
Angela Merkel, la octava persona en llegar a la jefatura de gobierno de la Alemania surgida de la posguerra, nació el 17 de julio de 1954 en Hamburgo, pero muy pronto se trasladó a la región de Brandeburgo, en la antigua Alemania Democrática. Su padre, un pastor protestante, fue atraído por la idea de la construcción del socialismo y su hija participó como cuadro menor en las estructuras de propaganda del régimen, mientras obtenía un doctorado en física y emergía como científica de buen nivel. Su ocasión política llegó con la caída del muro. En marzo de 1989 empezó a militar en un grupo demócrata que pronto confluyó en la CDU de Helmut Köhl y fue vocera del último gobierno de la rda presidido por Lothar de Maizière. En la década siguiente, bajo el ala protectora del canciller de la reunificación ?la prensa la apodaba ?la hija de Köhl?? asciende rápidamente en las jerarquías democristianas superando a la generación de los cincuentones occidentales. Cuando en 1999 Köhl es víctima de un escándalo que selló su carrera política, Angela escribe un famoso artículo en el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung en el cual ataca y abandona a su antiguo protector. Cortando el cordón umbilical se transforma en líder de una nueva generación de políticos democristianos. Pragmática, dúctil, supo transformar sus debilidades en fortalezas e incluso aprovechar las modernizaciones culturales de los gobiernos rojiverdes presididos por su enemigo Gerhard Schröder. De otra manera, con su currículo de mujer del Este, divorciada, sin hijos, casada por segunda vez después de una larga convivencia more uxorio, jamás hubiese podido ser aceptada como líder por un partido, la CDU-csu, con rasgos muy conservadores.
Angela Merkel pertenece a ese reducido grupo de mujeres que asumió cargos políticos de primerísima importancia. Como Indira Gandhi, la dirigente del Partido del Congreso que gobernó India durante 15 años hasta ser asesinada en 1984. En aquel momento ya hacía 15 años que en Londres era primer ministro ?usaba el masculino? Margaret Thatcher, conductora de la revolución neoliberal en la cual Merkel se inspiraba. La casi totalidad de las mujeres que han llegado a la presidencia o a las jefaturas de gobierno de sus países pertenecen a grandes dinastías familiares y casi siempre se colocan a la derecha del cuadro político. Entre ellas, la israelí Golda Meir, Benazir Bhutto de Pakistán y las centroamericanas Violeta Chamorro, en Nicaragua, y Mireya Moscoso, en Panamá. En la izquierda, la socialista Michelle Bachelet, que se aproxima a ser electa presidenta de Chile el 11 de diciembre, podría entrar en un club muy selecto junto a Indira Gandhi, Edith Cresson ?que guió el gobierno francés durante apenas un año, en 1991? y la actual presidenta de Finlandia, Tarja Halonen.