Hasta el siglo XVIII, China producía más de la mitad de todo lo que se exportaba en el mundo. Eran productos de extremada calidad, sedas, porcelanas. La revolución industrial en Gran Bretaña barrió todo. Las maquinas inglesas inundaron el mundo con productos baratísimos y de ínfima calidad. Tuvieron que colonizar el mundo para venderlos. El Celeste Imperio entró en una crisis durada más de 200 años. Ahora la historia se repite y China inunda el mundo con sus chiches baratos y malos y los países industrializados se deindustrializan.