Van terminando las ligas europeas. Fracasaron los galácticos, Real Madrid y Manchester United, y llega a la final de la Liga de Campeones un equipo obrero como Liverpool. Así, dominado por la tevé, el deporte más lindo del mundo empieza la carrera hacia el Mundial de Alemania 2006.
Gennaro Carotenuto desde Roma
El Diego Armando Maradona que la pasada semana llegó al madrileño aeropuerto de Barajas renacido ?30 quilos menos y casi guapetón? emocionó a los muchos que lo amaron. Ojalá que para ?el Diego de la gente? pueda ser el regreso a la vida después de una década de infierno en la cual la suerte le cobró todo lo que le había concedido. El abismo de Diego ha sido también el abismo del Napoli, el equipo de sus mejores días. Desde que el ?10? se fue sin ni siquiera despedirse de su gente, bajó a segunda división y luego a tercera y sólo ahora está resurgiendo con una nueva propiedad, el heredero del imperio cinematográfico de Dino de Laurentis, el productor de Federico Fellini, John Huston, Ingmar Bergman y François Truffaut.
Si cada año viejos campeones se despiden, es menos común que se despida uno de los más gloriosos teatros del deporte. Cuando fue construido a comienzos de los setenta, el Olympiastadion de Mónaco, la capital de Bavaria, era el más moderno del mundo. Excavado en la cumbre de una colina, se accedía a él subiendo suavemente entre estupendos jardines. El Bayern, el equipo que en esta cancha ha ganado ligas alemanas y europeas, lo saludó con un nuevo título de campeón y con seis goles al Nuremberg. La nuevísima Alianz Arena ?que costó 280 millones de euros? a donde desde agosto se mudan los dos equipos de Mónaco, hospedará el partido inaugural del Mundial 2006.
El Olympiastadion fue inaugurado en las dramáticas Olimpíadas de 1972, las de la masacre del equipo israelí. Fue el teatro de una de las más espectaculares finales de un campeonato del mundo de fútbol de la historia. Era 1974 y se enfrentaban la Alemania occidental de Franz Beckenbauer y la Holanda ?total? de Johan Cruyff y Rudy Krol. Ganaron los locales ?aunque todos recuerdan a los naranjas?, que intentarán reincidir el próximo año en un Mundial que estará, aun más que los anteriores, dominado por la tevé. Las televisoras dictan la ley en muchos sentidos; y en toda Europa las canchas chicas ?de 30 mil a 40 mil butacas? sustituyen a las grandes catedrales de antaño. Con la tevé interactiva los aficionados más tecnologizados tienen excelentes razones para preferir el sillón de casa. Pueden por ejemplo decidirse a poner un zoom con la cámara fija sobre Ronaldinho o David Trezeguet durante los 90 minutos, o repetir a su gusto la última jugada o la falta que decide el partido. Son lujos que multiplican los ingresos de un deporte que vende sus derechos en múltiples formas, desde el satelital a la pantallita del celular, donde los goles son escasos pero en tiempo real. Son lujos que aumentan la desigualdad entre cuadros grandes y chicos. Participar o no participar en la Liga de Campeones lo decide todo. Son sólo cuatro los clubes de los países mayores que entran en este mercado donde giran millones. Es una industria rica y frágil el fútbol de hoy día, ya que en ningún otro negocio el plan industrial de una empresa depende de un penal o de un fuera de juego. Hace dos años, Álvaro Recoba, errando un penal en un partido clasificatorio contra un desconocido equipo sueco, causó a su millonario club, el Internazionale de Milán, daños calculados en 25 millones de euros. Este club ?el dueño es un petrolero que despilfarra como nadie en su equipo? ganó la última liga cuando todavía existía el muro de Berlín y ha vendido a sus rivales las mayores estrellas mundiales, desde Roberto Carlos a Ronaldo. Quizás por esta vocación solidaria podría aceptar el desafío lanzado por el subcomandante Marcos que le propone jugar un partido contra una selección zapatista. El club realmente apoya iniciativas solidarias en la selva Lacandona, y el capitán del Inter, el argentino Javier Zanetti, ha declarado que con gusto iría a jugar ahí.
QUIÉN SABE… Sin embargo es el dinero el que orienta cada vez más el movimiento de la pelota. Con el descenso a segunda del Hansa Rostock, la próxima Bundesliga ?la liga alemana? no verá la participación de ningún equipo de la antigua Alemania democrática. Los grandes, el Karl Zeiss Jena o el Lokomotiv Lipsia, ahora languidecen en cuarta división. En Alemania también se compran y se venden árbitros. La mafia croata corrompió al menos cuatro árbitros y 14 jugadores que han arreglado decenas de partidos en los últimos años. Ahora el árbitro Robert Hoyzer, admitiendo sus responsabilidades, se ha transformado en un colaborador de la justicia. Sin embargo ?y esta es una novedad? los árbitros se compran también a la luz del sol. El italiano Pierluigi Collina ?el pelado que arbitró la final del Mundial en Japón? espera el fin de la temporada para anunciar su fichaje por parte de la Premier League inglesa: cinco años de contrato a ocho millones de euros al año por pitar. Es el signo de la modificación genética desde el antiguo referí vestido de negro al moderno que luce amarillo, rojo, morado, y es parte del show-business del fútbol. Show que en Inglaterra lleva hoy en día el nombre de dos extranjeros, un ruso y un estadounidense. El ruso es Roman Abramovich, que llevó al Chelsea a ganar la liga por primera vez después de 50 años. En dos años invirtió decenas de millones de rublos de dudosísima procedencia, pero honró todos sus compromisos y ahora empieza a cobrar beneficios. Para tener durante cinco años su nombre en las camisetas azules del club de los barrios más ricos de Londres, la multinacional coreana Samsung pagará 75 millones de euros. El patrocinador técnico, Adidas, paga más: 18 millones por año hasta 2013. Aun más ganan Manchester United, Real Madrid, Bayern Mónaco y Juventus de Turín. Éste acaba de ganar en la liga italiana una larguísima pulseada con el Milan y está a punto de ganar su scudetto número 28. El club de Paolo Montero, Marcelo Zalayeta y Ruben Olivera está a la cabeza de la lista cobrando 24 millones por año provenientes de los petroleros de Tamoil.
EL DINERO NO ES TODO. Fracasa rotundamente el galáctico Real Madrid en España, tan lleno de estrellas que se estrelló rápidamente tanto en Europa como en la Liga, donde vuelve a triunfar el Barcelona. Sólo un milagro en Italia puede salvar a la Fiorentina ?77 millones en fichajes, el equipo que con Daniel Batistuta hace cinco años estuvo a un paso de salir campeón de Europa? de un nuevo descenso. La Fiorentina pelea el descenso con el Parma, propiedad de Parmalat. Al final de la temporada venderá a Alberto Gilardino, joven estrella del fútbol italiano, por 50 millones. Éstos no llegarán al club sino que seguirán tapando el agujero negro dejado ?entre leche semidescremada y yogur? por el quiebre de la multinacional. Son los clubes medianos los que en esta década han sufrido más la transformación industrial del fútbol y la concentración en pocas manos de las ganancias. Desde Italia a Francia, desde Alemania a Inglaterra, decenas de clubes históricos han cerrado y seguirán cerrando. Futbolísticamente tampoco le fue bien al Manchester United, quizás el club que desde hace más tiempo interpreta el fútbol como una industria donde merchandising y derechos representan una mina de oro. Es una industria donde se pagan más de 60 millones en sueldos a la plantilla del primer equipo pero entran 250 millones. Del Manchester surge el nombre del millonario ?en dólares? estadounidense Malcom Glazer. Éste se ha enriquecido en la Bolsa de Londres y ahora, con el 75 por ciento de las acciones, es dueño de un club que vale 1.200 millones de euros. Suena anacrónico que los hinchas se opongan a él. Los red devils declaran ?exagerando? 75 millones de hinchas en el mundo, pero los 68 mil que cada sábado llenan las butacas del Old Trafford amenazan con una huelga: ?Para Glazer es sólo negocio, y, siendo estadounidense, no sabe nada de fútbol?. Además ?dicen? no es tan rico, se ha endeudado para comprar el club y amenaza subir las entradas y vender a la estrella del equipo, el joven Wayne Rooney. Hay un precedente que no tranquiliza al yanqui. En 1999 otra huelga de los hinchas del Manchester impidió la adquisición del club por el tycoon australiano Rupert Murdoch. Éste desde entonces se ha dedicado al negocio de los derechos televisivos con su imperio mediático.
MILAN-LIVERPOOL. Van terminando las ligas y queda por definir el campeón de Europa entre el Milan y el Liverpool, que jugarán en Estambul. En las temporadas impares no hay compromisos en espera para las selecciones después de la sorpresiva victoria de Grecia en el campeonato europeo del año pasado. Fue todo un símbolo de que las grandes naciones, clubes y figuras, quedan cada vez más agotadas por una temporada sin respiro. Quizás entonces se divierten más en Francia con una liga mediocre y sin estrellas dominada por el Lyon y donde hay espacio para la pedagogía. El arquero campeón del mundo de 1998, Fabien Barthez, hoy en el Marsella, ha sido suspendido por haber escupido al árbitro. Su abogado obtuvo una reducción de la sanción porque ?esta ha sido la defensa? escupir en el pecho es menos grave que escupir en la cara. La federación francesa se opuso y obtuvo que el arquero fuera suspendido por seis y no por tres meses. La mala educación, la de la violencia y del racismo, no deja de habitar las canchas de Europa. Una de las estrellas del Barcelona, el camerunense Samuel Eto’o, fue objeto de gritos racistas durante toda la temporada sin que nada pasara. Pero cuando en el festejo hizo suyo el grito de sus hinchas, llamando ?cabrones? a los rivales del Real Madrid, fue hipócritamente crucificado por todo el mundo del fútbol ibérico.