Silvio Berlusconi inventó en tevé el retiro italiano desde Irak. Bush y Blair lo retaron y decidió la marcha atrás. Sin embargo la coalición se cae a pedazos y todos buscan una salida.
En la mañana del martes 15 el parlamento italiano había votado el refinanciamiento de la misión en Irak. De los propósitos de retiro el parlamento no ha sido informado. A la hora del almuerzo la muerte de un militar en Irak fue saludada, como siempre, llamando a continuar la misión en su nombre. A primera hora de la tarde el vicepresidente del gobierno y ministro de Exteriores, Gianfranco Fini, había declarado que no había ningún programa de retiro. Sin embargo en la tardecita, cuando se graba el talk show más oficialista de la rai -Porta a porta- las agencias de prensa de todo el mundo empezaron a correr el rumor del retiro italiano de Irak. No sólo: la noticia llegó a Londres mientras Fini y el presidente de la República Carlo Azeglio Ciampi cenaban con la reina Isabel y Tony Blair y no habían sido informados. Silvio Berlusconi, en el pico de una difícil campaña electoral para las elecciones administrativas del próximo 3 de abril, no ha encontrado mejor manera que anunciar lo que el país abrumadoramente desea: la salida de la desatinada campaña militar iraquí. Sin embargo, después de la inicial sorpresa, desde Washington y Londres han llegado comentarios muy duros. Tony Blair se muestra sorprendido, y afirma que ni Gran Bretaña ni Italia tienen una fecha establecida de salida de Irak. Las declaraciones molestas de Blair se paran a un pasito apenas de la seca desmentida del aliado. Deja -por las dudas- que sea su vocero el que diga que probablemente Berlusconi ha sido malinterpretado, aunque Berlusconi ha dicho claramente que lo ha hablado ?profundamente? con el mismo Tony Blair. Jack Straw, ministro de Exteriores británico, declara que no ve ningún cambio en la postura italiana. George W Bush llamó a Berlusconi muy molesto y probablemente exigió una clara desmentida. Y Silvio Berlusconi después de haber anunciado en televisión un retiro acordado con los aliados se ha lanzado a una bochornosa marcha atrás. El presidente Ciampi y sus aliados italianos en el gobierno intentan recuperarse de la sorpresa y de la molestia.
En su nueva nueva versión el primer ministro italiano afirma que el retiro en setiembre es sólo un deseo, deseo causado por el triunfo de la democracia en Irak, porque la ?misión está cumplida? y porque las tropas iraquíes ya están prácticamente listas para garantizar el orden en el país, y que los periodistas -todos comunistas- han manipulado sus declaraciones. Hablar de misión cumplida, Bush sabe, trae mucha mala suerte y todos los analistas afirman que las tropas iraquíes son sobrevaloradas en número y entrenamiento por motivos propagandísticos y están lejos de poder asumir el control del país frente a la fuerza de la guerrilla.
¿DECLARACIÓN ELECTORAL? No sabremos nunca si Berlusconi ha improvisado completamente el anuncio de la salida de las fuerzas italianas de Irak sólo porque se exaltó delante de las cámaras con ganas de decir algo fuerte, o si por lo menos la declaración ha sido mínimamente preparada, pero el anuncio no tendrá consecuencias prácticas. Lo que es cierto es que quiso capitalizar electoramente el efecto retiro en función electoral, a pesar de dañar gravemente su credibilidad internacional con una ruptura importante de una política exterior que tiene su único fundamento en la alineación más estrecha con la administración republicana estadounidense.
Los sondeos para el primer ministro son negativos tanto electoralmente -se prevé que la coalición oficialista se quede con cuatro o cinco de las 14 regiones donde se votará- como respecto de la política iraquí. A pesar de las campañas mediáticas es cada vez más difícil encontrar un italiano favorable a la guerra, y cuatro de cada diez consideran a Estados Unidos como una amenaza para los intereses italianos. De los sondeos al deseo de complacerlos para remontar políticamente, el paso es corto. Con el retiro de Holanda, esta semana, ya van ocho contingentes internacionales que abandonan Irak, entre los cuales está España. Otros dos contingentes importantes, Ucrania y Polonia, se están retirando y los que quedan no son más que un puñado de hombres. Si también Italia saliera de Irak, la exportación de la democracia volvería a ser lo que siempre fue: la invasión anglosajona a los mayores campos petrolíferos de Oriente Medio.