Mi canción “Al otro lado del río” escrita por encargo de Walter Salles para la película “Diarios de motocicleta”, ha sido nominada para la 77ª edición de los premios Oscar de la Academia en la categoría “Mejor canción original”. Como saben, ésta es la primera vez que se nomina una canción en castellano a estos premios.
Me hubiera gustado cantar yo mismo mi canción, o al menos que la producción de la gala de los Oscar me consultara acerca de cómo presentarla en vivo, cosa que nunca ocurrió. Tampoco se han puesto jamás en contacto conmigo para comunicarme sus decisiones.
Quisiera destacar que Antonio Banderas, el intérprete elegido finalmente por la producción, ha mostrado una gran elegancia en esta incómoda situación, manifestando su disposición para que las cosas se desarrollen con el respeto y la consideración que la canción, la película y su equipo realizador merecen.
Puede que para los productores de la ceremonia de los Oscar una canción no sea más que una oportunidad para lograr un índice de audiencia determinado, pero a mi modo de ver, una canción es antes que nada un hecho artístico y debería haber sido tratada como tal.
No responsabilizo de esta situación a la Academia de los Oscar. Es más, cuando nominó mi canción, lo hizo a partir de una voz y un sonido determinados que no se verán representados en la ceremonia. Son los productores del show quienes tienen una visión reduccionista de lo que es un artista latino, tratándonos como un grupo homogéneo de piezas intercambiables, en el que el único criterio válido es el índice de audiencia.
Estoy muy contento con mi nominación y no voy a renunciar a esta alegría por mis diferencias de criterio artístico con la producción de un programa masivo de televisión. Asímismo, me gustaría pensar que esta circunstancia puede impulsar un debate cultural acerca de qué significa ser un artista latino, al margen de guetos, estereotipos y
preconceptos.
También soy consciente de la importancia de que se cante por primera vez en la historia de estos premios una canción en español, justo en un momento en que este idioma está en plena expansión.
No nos van a aguar la fiesta.
Jorge Drexler, Los Angeles, 24 de febrero del 2005.