Encontré este borrador de mis notas de la cobertura que hice para Brecha desde Génova. Ya pasaron cinco años, yo estuve como relator en el Genoa Social Forum hablando de privatizaciones, y iba y venía desde adentro de la zona roja. No estuve en la Díaz de casualidad, pero llegué ahí muy temprano en la mañana y acá relato todo lo que vi. Al día siguiente me fui a Chile con una agenda de charlas para hablar de como ibamos a cambiar el mundo. Pienso que es un documento aún interesante.
Desde Génova
Hacia una dictadura global o hacia una democracia global?
La última vez que el puerto de Génova había sido cerrado fue en el 1945 por los nazis. Tan sólo un día se atrevieron a bloquearlo. Para defender la seguridad de George Bush y de los otros siete grandes, esta vez el puerto se cerró completamente durante tres días.
Así como en una torre de marfil, los grandes en la ciudad prohibida, han aparecido al mundo como anacrónicos: ellos y los privilegios que representan. Cómo la reina de Francia en la víspera de la revolución francesa, se dan cuenta en escasa medida que el mundo, así como lo quieren preservar en el interés de multinacionales y petroleros, no da para mucho más. En el Foro Social Mundial que se ha desarrollado en Génova durante los primeros cuatro días de la semana, antes que la inteligencia dejara lugar a la violencia, se han hecho notar todas las incongruencias del orden mundial y se han mostrado caminos de cambio comprensibles y viables para todos.
No hace falta ser extremista ni hace falta tener una conciencia política. El cambio es tan necesario como fácil de explicar.
Quizás por esto era necesario desatar tanta violencia: para sepultar las razones del movimiento que combate la globalización neoliberal. Al menos 288 arrestos oficiales, con aún 50 desaparecidos, 7-800 heridos de los cuales unos 15 graves y varios aún en peligro de vida y la absurda, dolorosa muerte de Carlo Giuliani. El hecho qué vivimos en un mundo globalizado, es difícil negarlo: los jóvenes todavía presos en Génova pertenecen a una veintena de países distintos, desde Venezuela a Lituania, desde Turquía a Nueva Zelanda.
Mientras la deuda del tercer mundo hacia el primero ha llegado a 2.500.000 millones de dólares, los ocho grandes se ponen de acuerdo por enésima vez para perdonar los créditos inexigibles de los países paupérrimos. Son apenas 53.000 millones. Parecen tantos, pero por una parte son apenas el 2% del total y por otra son los créditos que todos los institutos financieros mundiales han declarado imposibles de cobrar. Para entendernos: son los mismos créditos cuyo perdón se había anunciado en el 2000, lo que se vuelve a anunciar este año y que los países beneficiarios empiezan a no desear, ya que el perdón es concedido mediante ajustes rigidísimos, gobernados por el fmi. Además, sólo en el año 2000, son 78.000 los millones de dólares que los ricos exprimieron, en el simple servicio de la deuda, de las exhaustas cajas de los deudores. Es decir: mucho más de lo que desean y que aún no consiguen perdonar.
Lo mismo se podría decir sobre la otra gran novedad del G8, el fondo contra el sida, que tanto emociona a Kofi Annan. 1.200 millones de dólares, había pedido 7.600, ecuánimemente divididos entre los siete. Es decir, Estados Unidos pagan como Italia o Canadá y poco importa que 200 millones de dólares tiene que ser el valor de las obras de arte que se ven en los pasillos o en la presidencia de la Glaxo Welcome o de otra multinacional farmacéutica que se benefician de la salud como un negocio.
Seguir el G8 oficial, significa relatar la falta absoluta de novedades, los rituales vacíos y vulgares, los derroches intolerables, donde todos, incluida la prensa, aprovechan vergonzosamente y donde los detalles de las cenas oficiales pasan a revestir así una importancia más grande de los temas en debate. El viernes, el vocero del jefe de gobierno italiano, Silvio Berlusconi y como país huésped, vocero de todos los grandes, el Embajador Paolo Bonaiuti, ha tenido una rueda de prensa para contar sobre el primer día de trabajo. Entre la falta absoluta de noticias, Bonaiuti ha citado el envío, de parte del Presidente argentino De la Rúa, de una carta a los grandes, evidentemente un pedido de ayuda frente a la crisis económica en su país. A la solicitud, de parte de BRECHA, de detalles sobre la respuesta de los grandes y las posibles ayudas a conceder, Bonaiuti ha textualmente contestado que no estaba al orden del día y que, a pesar de esto, los grandes habían enviado a De la Rúa ? y a los argentinos que se ven cortar sueldos y jubilaciones ? “el más caluroso aliento” del G8.
Si la cumbre ha sido completamente vacía de contenidos con respecto a los temas caros a los contestadores, y que los grandes se jactan haber solucionado, igualmente ha conseguido resultados notables. George Bush y Vladimir Putin, han canjeado el silencio sobre la masiva violación de los derechos humanos en Chechenia, con la sustancial aceptación rusa del escudo espacial tan caro al complejo militar-industrial que eligió al presidente norteamericano. Mientras el presidente francés, Jacques Chirac, se ha mostrado cada vez más incomodo, el huésped italiano ha bendecido: “siempre seremos a lado de Estados Unidos”. Ha recibido en cambio apenas una sonrisa. Hasta George Bush tiene que haberse preguntado porque de los dos líderes latinos ? que aún tiene que confundir – uno le reía siempre y otro lo miraba hosco. Problemas de poco cuento respeto al dolor de cabeza que le da el protocolo de Kyoto donde, aunque no entienda porque, su posición sigue aislada, con la parcial excepción de Berlusconi y hasta japoneses y canadienses aceptaron firmar.
El G8 fue, y hasta se hace probable que desaparezca, por lo menos en ésta forma elefantiásica y que tanto repudio ha provocado. Los más advertidos entre los líderes, inclusive el canadés Jean Chretien y el japonés Junichiro Koizumi, lo han dicho claramente, aunque una vez más haya ganado la línea estadounidense de “gobierno mínimo” sobre las cuestiones globales y mano libre a los intereses privados.
El “Genoa Social Forum”, del cual ya están naciendo Foros nacionales, que gestionarán el futuro del movimiento, y coordinarán los pasos futuros, sale fortalecido de la dificilísima prueba genovés. No es solo un grupo de intelectuales iluminados y no es para nada un grupo de violentos contestadores de la esplendorosa felicidad que nos asegura el libre comercio. La violencia desatada contra los cientos de miles de manifestantes pacíficos que han participado a la semana genovés, atestigua un hecho fundamental: los grandes intereses que gobiernan el mundo volvieron a temer el pensamiento antagonista, sus propuestas razonables y sus voces múltiples pero sensatas y cada vez más coordinadas.
¿Cuál es el motivo de tanta violencia, desatada sin miedo por la policía italiana con la cobertura de los grandes? Hay varias respuestas posibles. El giro que dio la política italiana, con la vuelta de ministros fascistas después de la elección del 13 de mayo es – junto a la incondicional amistad con Estados Unidos – una clave, pero no es suficiente. Aparece claro que la dimensión de desatar en los participantes el temor a ubicarse como víctimas de violencia, puede ser muy útil para dividir y fracturar el movimiento contra la globalización neoliberal. Una parte fundamental de este movimiento, son los católicos progresistas, que si bien tienen una larga trayectoria de trabajo social, no tienen ninguna tradición en el tema de los conflicto sociales. A cambio, la historia del movimiento obrero, que sigue siendo otra columna fundamental del “Pueblo de Porto Alegre” en todo el mundo, como atestigua la presencia de sindicatos como el Cosatu surafricano o de partidos como el PT brasileiro, es una historia en la cual el enfrentamiento con la policía es considerado no sólo posible, sino prueba de valentía. Para los católicos, a menudo no es así y entonces el cálculo de los gobiernos ha sido intentar levantar adentro de ésta parte del movimiento la idea de no mezclarse con los supuestos violentos ? o con la parte que fatalmente, frente a la represión se radicalizará – intentando hacer añicos de una unidad tan difícil de encontrar entre militantes de un movimiento mundial con historias y culturas distintas. Lo que es seguro es que, a pesar del esfuerzo, la prensa de todo el mundo, salvo quizás la más oficialista, no ha caído en la trampa y ha claramente dividido los grupos violentos ? de los cuales hay más que temores de estrechas conexiones policiales ? con el GSF.
Aparece claro que quién está quedando atrás en el desarrollo de estos nuevos movimientos sea la izquierda política tradicional, aún al gobierno, entre los grandes, en Francia y Alemania y, formalmente, en la Gran Bretaña de Tony Blair. El comportamiento de los italianos ha sido ejemplar. Los Democráticos de Izquierda, no han adherido al Forum, son otra cosa ellos para mezclarse a quien pide el perdón de la deuda externa: los mercados podrían asustarse. Pero luego ? estaban en juego millones de votos ? han adherido a la manifestación del sábado 21. Con otra gira, cuando el viernes 20 se han desatado las violencias y el asesinado de Carlo Giuliani, han renunciado. Otra vez, no querían mezclarse: un gesto irresponsable que intentaba aislar el movimiento de Porto Alegre y dejar el control de la plaza a los gamberros y a la policía de un gobierno ya para-fascista.
La respuesta democrática ha sido toda en la gran manifestación del sábado. Ni un manifestante ha renunciado. Han llegado a Génova desde Italia, Europa y de todo el mundo a pesar de cualquier dificultad y miedo. A pesar de los disturbios y los lacrimogenos, el movimiento ha demostrado la solidez y la valentía de los manifestantes que han pagado altos precios de miedo y de sangre para ser presentes y demostrar que las izquierdas renovadas en sentido liberal, ya han fracasado porque ser izquierda quiere decir buscar el cambio, la justicia y la defensa del planeta. Con rigor pero buscarlo.
Una adolescente berlinés, con la cara pintada de azul, dijo a BRECHA: ?donde hay quien construye un muro, siempre se encontrará alguien que quiere abatirlo?. Próxima Estación: Porto Alegre.
Agenda Genovés
Mientras en la ciudad prohibida seguían los cocktails oficiales y los rituales del G8, afuera, en el mundo, el movimiento contra la globalización neoliberal, ha vivido probablemente la semana más trágica y más vibrante al mismo tiempo en su corta historia. El asesinado de un manifestante genovés, Carlo Giuliani, de 23 años, caso en el que un carabinero está formalmente acusado de homicidio voluntario, ha sido seguramente la consecuencia más grave de un clima de violencia creado artificialmente por los gobiernos de los países más ricos del mundo, para culpabilizar a los movimientos de protesta. La violencia indiscriminada de los días viernes y sábado, ha marcado el G8 mismo, concluido con el asalto policial al centro de prensa del “Genoa Social Forum”.
Recorremos para Brecha una semana que marca la historia del movimiento.
Lúnes 16. Llegan los primeros manifestantes, y empieza el “Genoa Social Forum”. El ministro de interior italiano Claudio Scajola, hace marcha atrás sobre todas las promesas hechas al movimiento en las semanas anteriores. Italia sale de Europa suspendiendo el tratado de Schengen. Dos bombas reales, y decenas de alarmas hacen subir la tensión. Walden Bello, el sociólogo filipino entre los líderes del “Pueblo de Porto Alegre”, abre el Forum con una síntesis de cómo los ajustes estructurales impuestos por el FMI han sido decisivos para la subida de la pobreza en las últimas décadas. También Bello puso el acento en cómo, desde la caída del muro de Berlín, el capitalismo ha pasado del triunfo a la crisis, cada vez más global, y cómo resulte urgente el papel del movimiento antagonista en la elaboración de propuestas alternativas. La dirección la marca Lucía Marina Dos Santos, de los Sem Terra, que apunta a que es el momento de la globalización del conocimiento, de la cultura y de la solidaridad, más que de los mercados.
Martes 17. Un cerco de acero divide el centro del resto de la ciudad. Como en Berlín, cientos de murallas aíslan, dividen familias, la madre del hijo, el abuelo del nieto, la tía del sobrino, el médico del enfermo, el jubilado de su panadero, el fumador de su kiosko. La vida de la ciudad se hace difícil y, cerrándose las estaciones, se impide la libre circulación de los ciudadanos. A decenas de periodistas se les niegan la acreditación a la cumbre. Mil allanamientos en todo el país no consiguen casi ningún resultado. En el GSF se habla de trabajo, educación y democracia global. Serán muchos, en el forum, los relatores que expondrán teorías “no productivistas”, que apuntan a cómo el PBI ? el único dato importante para los economistas liberales – es un indicador infiel de la realidad socio-económica de un país y cómo el bienestar de los pueblos no pasa necesariamente por el crecimiento económico.
Miércoles 18. Se cierra definitivamente el centro de la ciudad. Atravesando la ciudad prohibida se vive una experiencia que evoca estados de sitio y golpes de estado. Otras dos bombas siguen aumentando la tensión. El despliegue de las fuerzas de policía se completa. George Bush acusa a los antagonistas de ser los verdaderos enemigos de los pobres, impidiendo la llegada del libre mercado a los países subdesarrollados. Pone las cosas en su lugar, el líder de la Confédération Paysanne, José Bové, que en el GSF afirma cómo las recetas del G8 no sirvan a devolver a los pueblos la soberanía alimenticia. Recordando las responsabilidades euroccidentales sobre las penurias alimenticias en el mundo, Bové indica un programa posible: suspender las subvenciones a las exportaciones de la agricultura de los países ricos. Es el mismo Bové quien presenta la nueva cita del movimiento, otra vez en Italia, antes de un nuevo foro mundial en enero, otra vez en Porto Alegre. En Roma, en la primera décena de noviembre se realizará la asamblea general de la FAO. Contemporáneamente la OMC se encerrará en el desierto del Qatar, para evitar confrontarse directamente con el pensamiento antagonista. Así que el 10 de noviembre, el “Pueblo de Porto Alegre” se reunirá en Roma para manifestar sus razones contra FAO y OMC. Por la noche, el cantante Manu Chao, ofrece su música a alrededor de 30.000 personas.
Jueves 19. Es el día de la primera gran manifestación de repudio hacia la fortaleza, simbólica y real, en la cual se ha encerrado el primer mundo. Es el día de los “migrantes”. Una gran marcha pacífica y multicolor desfila en las calles ya militarizadas de Génova. Delegaciones kurdas, marroquíes, brasileras, peruanas, senegaleses, y de decenas de otros países, abren un desfile que reúne cerca de 70.000 personas. Muchos de ellos son inmigrados clandestinos que reclaman los derechos que Europa quiere negarle. Mientras tanto, en distintas fronteras italianas, bloquean 28 trenes de militantes. En el puerto de Ancona, 2 naves llegadas de Grecia son asaltadas por la policía que, actuando formalmente en territorio extranjero, impiden la entrada en Italia de cientos de ciudadanos comunitarios. Las quejas del gobierno griego producirán que el jefe de la policía de Ancona sea relevado de su puesto. En el GSF se discute de los grandes crímenes de este orden mundial. El médico Vittorio Agnoletto, vocero del GSF mismo, rechaza la propuesta del G8, apoyada por Kofi Annan, de la creación de un fondo alimentado por privados que caritativamente concede ayudas en campo sanitario ? una gota en el mar – a África sin tocar los intereses de las multinacionales farmacéuticas. También Médicos sin fronteras, anuncia su repudio a la medida.
Viernes 20. Es el primer día negro de la guerrilla que ha destruido varios barrios de Génova. La situación se hace tan grave y tan descontrolada que oscurece en los medios mundiales la misma abertura oficial del G8, donde Silvio Berlusconi define a los contestatarios como “enemigos del Occidente”. En los lugares donde se desarrolla la cumbre, la ostentación de un lujo vulgar choca con las pretensiones de los grandes de estar reunidos para encontrar solución nada menos que a la pobreza en el mundo.
Afuera, cuatro personas consiguen violar la zona roja antes de ser arrestados, pero el episodio es insignificante frente a la gravedad de lo que pasa. Varios grupos de contestatarios habían programado distintas manifestaciones temáticas de repudio al G8 y a la muralla de acero en la cual se encerraron los líderes del mundo. Son protestas o absolutamente pacifica o donde está previsto un uso controlado de violencia. Los “monos blancos”, el grupo de los centros sociales más duros, ha manifestado sólo con herramientas defensivas: escudos, protecciones de gomaespuma, cascos y fortificaciones plásticas con las cuales acercarse al objetivo. Lejos de la zona roja (referimos a lado) un grupo de casi desconocidos vestidos de negro, los Black Bloc, entre 300 y 800 se calcula, están devastando la ciudad.
Una parte minoritaria de los manifestantes se enfrenta a los carabineros. En estos choques un militante de un centro social genovés, Carlo Giuliani, intenta lanzar un extintor contra un auto de la policía. Desde el interiós del vehículo, es disparada un arma que alcanza directamente el ojo derecho del joven. Muere en el acto. Durante varios minutos se impide socorrerlo. La primera versión oficial habla de una piedra lanzada por los manifestantes. Cuando un fotógrafo de la Reuter publica las fotos del asesinado, cae la versión oficial.
Cuando se acaban los choques más duros, el GSF se reúne y confirma que al día siguiente la ciudad vivirá una gran marcha de manifestantes pacíficos. Es un riesgo pero el pueblo democrático no puede permitirse dejar la plaza a los gamberros y a la policía. A cambio, el más grande partido de la izquierda italiana, los DS, que había adherido con muchos distinguios, a las 20 horas, a través de uno de los máximos dirigentes comunica: “No están las condiciones para nuestra participación”. Es un balde de agua fría. Son las horas más difíciles y se habla de derrota. Nadie puede prever la reacción de las decenas de miles que están partiendo de toda Italia y Europa hacia Génova, solo para la manifestación final.
Sábado 21. La cumbre sigue cada vez más sombría e inútil y con cada vez más distancias especialmente por parte de Jacques Chirac y Gerard Schröder, que se encuentran incómodos con la tanta frivolidad de Berlusconi en su afán de protagonismo. No es un detalle: la ostentada cercanía con Bush rompe el frente de los europeos. El conservador Chirac, que empezó muy mal también su relación con el joven Bush, llega a declarar que si tanta gente protesta, habría que escucharla. A cambio el Canciller alemán, socialdemócrata, casi se niega al ritual de las fotos oficiales. Mientras tanto el GSF tiene otra rueda de prensa. Presentan los testimonios de abogados y médicos sobre actos de extrema violencia contra manifestantes pacíficos. Ya hay como 150 presos. Entre ellos ningún Black Bloc. Vittorio Agnoletto, vocero del Foro, se pregunta cómo en una ciudad en estado de sitio sea posible que hayan pasado cajones enteros de bombas molotov.
La manifestación es multitudinaria. El GSF declara 300.000 personas, fuentes oficiales 200.000. En el escenario abre los discursos el alcalde de Porto Alegre, Tarso Genro, quien invita todos a Brasil en enero. Se hablará, además que en portugués, en español, francés, inglés, italiano y kurdo.
Lamentablemente no para todos es una linda manifestación. Si el viernes los heridos habían sido 172, el sábado se acercan a los 500. La policía, que después del asesinado de Carlo Giuliani por responsabilidad de un carabinero, ha ocupado completamente la plaza, hoy actúa sin ningún freno. Los abogados del GSF trabajan tanto cuanto los médicos. Recopilan meticulosamente al menos 200 denuncias, con datos, fotos y testimonios. Los voceros las preanuncian, así como preanuncian pruebas de contactos entre policía y los Black Bloc.
Domingo 22. La respuesta policial es quizás el acto políticamente más grave de toda la semana. A las 0.30, cientos y cientos de policías rodean la “Escuela Díaz”. Es el verdadero corazón del GSF. Ahí, en los 15 días anteriores, se había cumplido un maravilloso experimento democrático. Cientos de periodistas, en mayoría de medios antagonistas, habían trabajado en total libertad en la estructura. Juntos a ellos había encontrado espacio, la organización material del Foro, el servicio sanitario y los abogados del GSF. Estos últimos habían trabajado duro hasta pocos minutos antes de la irrupción. Habían recogido los cientos de testimonios de violencias, violaciones de derechos humanos y el elenco de casi 200 personas desaparecidas hasta aquel momento, posiblemente presas, en los dos días de choques.
En la escuela duerme también una mínima parte de las decenas de miles de extranjeros que han llegado a Génova para el Forum y las protestas.
Para BRECHA, llegamos a visitar los lugares en las primeras horas de la mañana y a recoger así las distintas versiones. ¿Qué tipo de policía democrática destruye todo lo que le pasa a tiro? Los locales que hasta pocas horas antes habían hospedado nuestro trabajo, están completamente destruidos. El suelo es una alfombra de escombros, sacos de dormir, objetos personales, libros, cuadernos, mochilas, remedios, aceite solar, tampones femeninos y sangre. Sangre en todos lados, en las paredes, en el piso, en la ropa, en las escaleras. Estamos en el lugar donde ha irrumpido una violencia inaudita, donde la democracia ha sido suspendida. Nos cuentan de las personas llevadas en camilla, de una chica que ha dejado una tira de sangre de una decena de metros, nos relatan de los que serán calculados en 66 heridos y 92 arrestos. Nos explican como decenas de personas han sido obligadas a arrodillarse y golpeada salvajemente. Nos describen la destrucción metódica de las computadoras y del secuestro ? ¿o sería mejor decir robo? ? de los discos duros de los abogados que contienen los testimonios. Nos detallan la búsqueda feroz de todo lo que parezca cintas de foto y películas de video. ¿Las pruebas que el GSF había prometido? “Chile, Chile, como en Chile”, repiten decenas de voces.
A las 12 del medio día en la “Questura”, se realiza una rueda de prensa en la cual no son admitidas preguntas de los periodistas. Se muestran los cuerpos del delito. Hay dos molotov, es verdad, pero quién sabe de donde salen. Pero hay cosas más sospechosas, maquinas fotográficas, celulares, los clavos de un malabarista, dos mapas de Génova, de las que regalan en la oficina de turismo, y que seguramente servían para el plan de ataque al corazón del sistema. Suficiente para acusar 92 personas de “asociación criminal finalizada a la devastación y saqueo”.
Al momento de cerrar esta nota, la situación todavía no se esclarece. Nadie, ni los abogados ni los médicos, están en condición de dar cifras seguras. Se habla de un total de más de 290 presos con alrededor de 70 mujeres, que según el abogado Riccardo Lertora del GSF, son casi todos completamente inocentes. Lertora es muy escéptico también sobre las declaraciones de la policía que entre los presos haya algún Black Bloc y se dice que es seguro que entre los 92 de la escuela no haya ninguno. Los médicos, que han curado cientos de personas, hablan de al menos 14 heridos graves internados. Un periodista inglés de Indymedia, acaba de salir del coma. Su vida está aún en peligro, neumotórax y extirpación del bazo. Otra chica, también masacrada en la escuela, y su situación es muy preocupante. Sobre todo, al momento de cerrar esta nota, hay entre 40 y 50 desaparecidos. Se trata de jóvenes que han sido vistos heridos o arrestados, algunos en muy malas condiciones y que no aparecen ni entre los presos oficializados ni internados en los hospitales. El temor más terrible es que puedan haber más muertos, especialmente entre los chicos secuestrados en la escuela, víctimas de palizas salvajes y que se tenga la noticia secreta.
Los Black Blocks, la violencia des/controlada.
Durante dos días, varios barrios de una ciudad europea han estado bajo el control de un grupo de entre 300 y 800 violentos. Se definen, bajo una contradicción en términos, anarquico-integralistas. Esto a pesar que asociaciones anárquicas tradicionales, con más de un siglo de recorrido – que comienza con la polémica entre Marx y Bakunin en la Primera Internacional – están desconociéndolos duramente. Los que los defienden dicen que la finalidad de ellos es golpear el capital monetariamente, dañando bienes privados. Actúan de la manera más rápida, apareciendo y desapareciendo, destruyendo todo lo que encuentran, autos, tiendas, bancos, y golpeando cuando es posible a periodistas, fotógrafos, y pacifistas. En dos días destruirán 41 tiendas, 34 bancos, 9 oficinas de correo, 16 gasolineras. Atacarán varios edificios públicos, dañarán o quemarán al menos 83 autos. Una primera estimación habla de 50 millones de dólares de daños.
Aparecen de golpe, en la mañana del viernes, empezando una obra de destrucción que obscurece todas las iniciativas de desobediencia preparadas por distintas fuerzas del GSF para mostrar el repudio a la zona roja que ha dividido en dos la ciudad de Génova durante la cumbre. Con el pasar de las horas, la crónica se va haciendo cada vez más pesada y cada vez más controvertida. El 90% de los servicios de seguridad defienden la zona roja; sin embargo, el resto de la ciudad está inerme al pasaje de los vándalos.
En el frente de la cárcel de máxima seguridad de Marassi hay solo dos camionetas de carabineros. Como lo testifican las imágenes mostradas por las televisiones de medio mundo, a la llegada de los hombres vestidos de negro, las fuerzas del orden huyen. Los negros siguen rompiendo cosas, intentan sin convicción abatir la puerta de la cárcel, luego se van tranquilamente. Por lo menos el viernes, los Black Blocks han actuado sin ningún choque con policía y carabineros. Sin interesarse por la zona roja, solo se han preocupado de destruir la esperanza del GSF de una protesta pacifica con respecto a la cumbre.
Con el pasar de las horas la situación se hace cada vez más dramática. Encontramos a José Bové en la mañana del sábado. Ha pasado el viernes en una plaza temática montada por Attac y ha recogido muchos testimonios: “Había decenas de policías de varios países infiltrados. Eran alemanes, franceses, ingleses, también italianos. Al menos un periodista suizo ha reconocido un policía de su país, aunque no ha podido bloquearlo”.
Los cronistas que se chocan con la furia de los hombres en negro, empiezan a referir detalles de difícil interpretación. Todos convienen que no se señalan choques contra la policía, que desaparece de los lugares donde aparecen los Black Bloc. En la mañana del domingo, es posible haber pasado por todas las posibles interpretaciones, desde que la policía los haya dejado actuar sin perturbarse, hasta pensar, como nos afirman brutalmente un grupo de fotógrafos y hasta un redactor de la Radio Vaticana, que los Black Bloc son la policía misma. Un verdadero cuerpo especial europeo que perfila un futuro siniestro.
Lo que es seguro es que cada vez más llegan noticias de policías que hablan con los hombres negros. Que dan y toman ordenes. Empieza un juego raro en el cual no se entiende si es la policía que empuja los negros contra los pacifistas o si éstos empujan los pacifistas contra la policía. El único que aparentemente ha aceptado hablar con un periodista declara ser un nazi británico, se llamaría Liam Stevens, convencido por sus amigos italianos de poder actuar sin molestias policiales. El viejo cronista de guerra, Giulietto Chiesa, los encuentra en dos ocasiones. En la primera les parecen chicos muy jóvenes pero en la segunda le parecen hombres muy adultos, italianos, casi perfectos, como un batallón militar.
Muchos militantes pacíficos, entre los cuales los voluntarios católicos de la “Red Lilliput” se enfrentan a los negros y son golpeados duramente por estos o por la policía. El juego es siempre el mismo, y se repite cientos de veces: provocar desordenes en las cercanías de militantes pacíficos para que la policía pueda reprimirlos.
Quién escribe puede ver a estos sujetos sólo el sábado. Profundamente herido por los hechos del viernes, decido de ponerme a disposición del GSF, haciendo parte del cordón a la cabeza de la marcha. Teniendo las manos de otros compañeros, debemos impedir que alguien supere el cortejo. Estoy en la ala izquierda. A la mitad del recorrido empiezan las noticias sobre nuevos violentos disturbios en el medio y en la cola. La dinámica señalada es siempre la misma. Intervención de los BB y carga policial indiscriminada. En el recorrido los vemos aparecer. No son muchos, 15 o 20, hacen literalmente cientos de intentos de superarnos. Permitir a la policía cargar la cabeza del cortejo, los líderes que desfilan, Vittorio Agnoletto, José Bové, Hebe Bonafini, el alcalde de Porto Alegre, Tarso Genro, varios curas, sería una derrota enorme para todo el movimiento. El enfrentamiento no violento es duro y muy cansador. Pero me permite observarlos. La mayoría son efectivamente muy jóvenes. No podría definirlos policías. Pocos tienen pasamontañas, pero todos pañuelos. Tienen bolsos adelante en los cuales me convenzo hayan molotov y piedras. Varios aparecen gráciles. La mirada es impresionante, idéntica de uno a otro, seguramente bajo estupefacientes. Enfrento largamente, con sincero recíproco odio, la mirada de una chica con pañuelo en la cara. Con el pasar de los minutos individualizo el jefe. Un jefe: cosa rara para los anárquicos. Éste si, con al menos 30 o 35 años, con barbita curada a la moda de los militares, petiso pero con físico de culturista. No dejo de mirarlo y puedo verlo dar órdenes casi solo con la mirada. En casi dos horas no creo que hablen nunca. A cada cruce, a cada discontinuidad de la calle, con una seña de la cabeza hace partir dos o tres de los suyos. No buscan el enfrentamiento con el cordón, sólo quieren pasar. El objetivo es otro. Tenemos suerte: no lo consiguen. Vuelvo a la zona roja y al centro de prensa del G8 oficial, convencido de haber asistido a una grande demostración pacifica y democrática y a una gran victoria del movimiento. Leyendo las noticias de las agencias me doy cuenta que es así solo en parte. Los Black Bloc, también el sábado hicieron daños enormes y especialmente procuraron a la policía la posibilidad de reprimir militantes inermes. Nuevamente ninguno de ellos resulta entre los arrestados. Molestarán también en el futuro.