Las reacciones occidentales frente al triunfo de Hamas expresan el desconcierto de quien nunca quiso creer que la crisis de la sociedad palestina había alcanzado niveles muy altos. George W Bush debe explicar a los suyos que no siempre las elecciones producen su idea de libertad y democracia.
por Gennaro Carotenuto desde Roma
El Secretario General de la onu, Kofi Annan, que se encuentra en Davos para el Forum Económico Mundial, parece incapaz de enfrentar la novedad que llega de Palestina. Entonces recicla una declaración que suena vieja ?de una semana o de un año atrás? y representa la dificultad de tomar partido entre el reconocimiento del proceso electoral palestino y el disgusto por el resultado. Annan apunta a que lucha armada y procesos democráticos son inconciliables: ?Si Hamas desea tomar parte del proceso democrático ?afirma Annan, que parece no despertarse aún y entender que Hamas ya participó y triunfó? es necesario que se desarme definitivamente. Es incompatible llevar armas y sentarse en el Parlamento?.
Desde Europa los tonos de las reacciones no fueron muy diferentes. Todos los mandatarios expresan preocupación, incluso disgusto, y apuntan a que el desarme y el reconocimiento de la existencia de Israel son las dos precondiciones para poder considerar al futuro gobierno palestino como interlocutor válido. Es lo que pide desde Berlín el nuevo ministro de Asuntos Exteriores, Frank-Walter Steinmeier: abandono de la violencia y reconocimiento de Israel. El primer ministro francés Dominique de Villepin expresa su inquietud: ?Hamas debe reconocer a Israel y respetar los acuerdos internacionales?. Desde Londres, Jack Straw tiende el brazo: ?Si eligen la democracia y renuncian al terrorismo tendrán nuestro apoyo?. Mientras Hamas afirma que las negociaciones con Israel no aparecen por el momento a la vista y desde Teherán se festeja afirmando que el pueblo palestino eligió la resistencia, Javier Solana, que representa la política exterior de la Unión Europea, acoge positivamente el clima pacífico y democrático con el cual el pueblo palestino ha votado. ?La posición europea ?afirma Solana? que garantiza la existencia de Israel y busca la construcción de dos estados, permanece firme.?
Desde Washington llega una reacción más articulada de lo esperado. Hamas está a la cabeza de las organizaciones terroristas en el planeta y por lo tanto para Washington merece el aniquilamiento, sin posibilidad de tratativas. Desde la mañana, la organización armada ha llamado al gobierno de Estados Unidos a respetar la voluntad del pueblo palestino. La diferencia horaria permite que la Casa Blanca intente tomarse unas horas de reflexión entre frenéticas consultas. Sin embargo el presidente George W Bush, en una entrevista concedida a The Wall Street Journal, difundida a primeras horas de la tarde europea, reafirma que no hablará con ninguna organización terrorista, pero aclara: ?sin embargo si renunciara al terrorismo negociaremos?. Es una muestra de realismo político que explica lo mal parada que queda la política de ?exportación de la democracia? vendida por los neoconservadores. Si en Irak la situación está cerca del derrumbe, en Egipto sólo el fraude masivo mantuvo en el poder a la dictadura fondomonetarista de Hosni Moubarak frente a la voluntad popular de llevar al gobierno democráticamente al partido islamista de los Hermanos Musulmanes.
El peligro de que en Palestina hoy y en otros lugares mañana las elecciones libres entreguen el poder a enemigos de Estados Unidos que no expresan ninguna afición a la democracia está cada vez más presente. La secretaria de Estado Condoleezza Rice, desde Davos, ha sido muy dura con Hamas, al que sigue considerando como un grupo terrorista. También en Suiza, el dictador paquistaní Pervez Musharraf tomó distancia e invitó al diálogo. Más tarde Bush expresó el deseo de que al menos el presidente Abu Mazen permanezca en el poder. El triunfo de Hamas es un cambio tan profundo que los actores internacionales no tienen una estrategia definida. Y Al Fatah, organización a la que Bush contribuyó a deslegitimar durante años ?hasta la muerte de Arafat?, ahora es lo conocido a lo que agarrarse mientras un gobierno de Hamas representa una incógnita amenazante. En las primeras reacciones estadounidenses parece vislumbrarse el deseo de que Al Fatah participe en un gobierno de coalición. Si así fuera se evitaría por lo menos el escenario peor, el de Al Fatah empujada a no entregar el poder en un escenario muy similar al que llevó a la guerra civil en Argelia.