Si Paul McCartney y unos cuantos roqueros de pelo canoso pretenden representar el presente del “Show Business” mundial es que también este rubro de la occidentalización del planeta está en crisis. Las reglas del mercado imponen no arriesgar y –a pesar de las arrugas- presentar siempre las mismas caras, a pesar que hace tiempo perdieron cualquier alternatividad al sistema. En un concierto que pretendía la cancelación de la deuda externa africana, un solo artista de este continente pudo cantar: el senegalés Youssou N’dour.
Los demás –ha oficialmente dicho la organización- no tenían perfil internacional. Bob Geldof y Bono Vox han mostrado un escalofriante amiguismo hacia Tony Blair que hizo del llamado Live8 la parte espectacular del G8. Bono ha llegado a elogiar abiertamente Bush con el cual se ha vuelto a reunir ayer. Del chatísimo evento musical planetario que sábado ha lanzado el G8 –un poco como las ceremonias antes de una olimpíada- quedará el rígido control de parte de las multinacionales anglosajonas. Como en las películas de Hollywood, cuando el malo de la película es WASP –blanco, anglosajón, protestante- también el que salva a los negritos debe ser rubio y de ojos azules. En el mundo de Hollywood, Bob Geldof y Tony Blair simplemente no está previsto que los negritos se salven solos.